En una tarde lluviosa
me hice ama y señora de tus labios,
con mis ojos cerrados
la noche nos sorprendió
y yo colgada de tus brazos.
Tengo aquel momento
en el techo de mi cuerpo
pintado.
Cuando tengo deseos de ti,
acudo a aquel lugar
y recuerdo tus besos.
Una noche me ceñí a tu boca,
temiendo que fuera un sueño
no quise despertar,
quise detener el tiempo
y no moverme
ni para respirar.
Sin la necesidad de escribir, nuestros sueños de trascender a la eternidad no fuera mas que eso... un sueño. Cinthia Chalas en un Plato de Avellanas.
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