9 sept 2017

Extrañé su piel en la oscuridad, a mi sabana le faltó la sal.

Su silencio es celestial, solo eran dos cuerpos extraños sobre un paraíso terrenal, aquello parecía algo anormal.

Yo sé que ahora no confias en mi, porque me encuentro lejos, muy lejos de ti.   Y te confio que aveces siento miedo, quisiera tenerte al lado mio para que vieses lo que yo vi, el cielo estuvo estrellado, la luz tenue de un farol no mellaba aquel universal esplendor, te pensé, en aquel firmamento te divisé, y quise que fueras algo mas que un pensamiento distante, un eco en mi cabeza o un murmullo cuestionable.

Temprano me acosté, imaginaba tus manos en mi piel y tu perfume llegó a mi como flores de un jardín.   Ya no pude dormir, no quise hacerlo sin ti.
Hasta que conocí resignación y el sueño mis ojos cerró.

Eran las doce del día cuando desperté el deseo de verte me envolvió fatalmente, cual si echarás un lazo a una presa, sual si le pusieses cadena a esta liberta.

Solo empaqué mis cosas y me marché.

Y cuando llegué te ví, te vi con ella, fielmente tus brazos rodeaban su cadera.

No sé si aquello era ignorancia o estupidez: ignorancia por que ella no sabia que yo estaba ahí, o estupidez porque a mi no me dio la voluntad de pensar que con ella se portaría así.

Que tonta fuí

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