No quiero admitirlo pero terminamos, lo nuestro se acabó. esta relación no cuadra: tú a la distancia y yo esperando tu llamada.
Deseaba meterme en la cabeza que con tu marcha las cosas no cambiarían nada y no cambiarán si sigo con los ojos vendados.
Eres la parte de mi que soy y que no quiero admitir, ni siquiera estando frente a ti.
¿Recuerdas esa mañana, el día de tu ida? Sentí que todo se me venía en cima y la sonrisa que había conseguido contigo se volvía un nudo en mi garganta. Después de varios días comprendí que... que me acostumbraría a la soledad de tu presencia y a ella me adaptaría pero... no es así, tan solo es otra mentira que ya no me hace reír, tan solo es otro cuento barato para no pensar que estoy lejos de ti.
He pasado por momentos muy difíciles, de soledad mayormente, en donde, con lagrimas en los ojos, coraje en el corazón y un ¨¿Por qué? en la mente, he llamado, primeramente, a Dios y luego he gritado tu nombre rogando que me llamases y al ver que ninguno de los dos me contesta, con ansias he llamado a la muerte, pero la muy Sinica tan solo se ríe al verme.
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