24 jun 2018

Aveces quisiera 

perderme entre las letras
de una vieja canción,
navegar por sus letras ruedas
y magulladas ya por el dolor.
Tender mis sabanas
en cada una de sus escalas
y bañarme en el afluente
de sus notas musicales.
Despertar cuando nazca
el alba,
ser testigo fiel de
la rima inherente que,
asomada al triste vergel,
no muere,
resiste el invierno allí
y, sin ser fénix
queda allí.

Y entre mi tétricas manos
volver al ocaso,
mas que un mantel estelar,
una envoltura de dulce chocolate
para guardarlo por siempre
en un bolsillo de una camisa
que no lave,
no para tenerlo como
un empalagoso recuerdo
si no como algo que llegó,
lo disfruté y, llegado su tiempo,
pasó y por eso lo guardo,
guardo lo que quedó.

Navegaré por sus noches
como un pequeñito barco de papel
que sin ser advertido
pasa, deja su huella y se va.

Csi llega
el fin de la canción,
no tengo tristeza,
no llevo rencor
aunque sea el
final de otro hoja rayada,
aunque sea el inicio
de otra hoja que no acaba.

Mi canción no se repite,
pasa una sola vez,
no es un eco
aunque viaja por el tiempo,
es mas bien un susurro,
es el silencio,
shhh solo escucha...
solo es el viento.

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