28 dic 2018

Solo son pensamientos.

Quizás pudo ser más de lo que quería, pero esa noche no fue mas que un conjunto de ideas atroces a punto de convertirse en realidad.

Ese momento inevitable en el que no puedes creer que ciertas cosas te pasen a ti, y quisieras que pasaran tan, pero tan rápido que ni siquiera lo vieras venir.

Y así paso, allí estaba ella como viviendo aquella vida sin desear algo diferente a un buen trato para poder devolver con orgullo y amor todo cuanto reciba, hasta que un día fue, y descubrió que era mas lo que se quedaba en casa que lo preparaba para su futuro.   Ya sus acciones carecían de sentido, y fue entonces cuando conoció debilidad.  Se preparaba para enfrentar un año nuevo totalmente distinto a lo ya antes conocido, este en verdad seria un año de conocimientos, de superación, pero no hay ninguna de estas dos acciones sin antes primero haber probado una gran bocanada de fracaso, de caerse y de levantarse tras cada caída.

De cada “final“ “feliz“ nadie piensa en todo un trayecto de crisis aguda, casi existencial, que al final no es un final, al final no es tan feliz.  Si tan solo se imaginaran que por poco te ha costado la vida en dar ese impulso para tomar aire a la superficie.  Porque así es la vida, una lucha constante en lograr lo que te propones, aunque no te lo propongas.

Ese momento cuando las personas logran saber de ti, logran saber en donde estas y lo que hacen, asumen que tu vida es una pasada de mantequilla a temperatura ambiente en una rebanada de pan fresco, que gran error.  Nadie asume el hecho del sentimiento de arrepentimiento, de las ideas de fracaso, de las constantes negativas que encuentras a cada instante, de los errores que cometemos que muchas veces cuestan más que intentos, más que dinero y mucho mas que tiempo.

Es justo como la flor, cuánta admiración produce esa peculiar estructura reproductiva para los minutos de dura, para la fragilidad de su ser, al final de aquella vegetación todo se reduce a esa flor, como si no existiera nada más.

Estaba a punto de convertirse en ella misma pero había un montón de cosas a las que le era imposible despegarse, había puesto demasiado en esa vida, había apostado hasta lo que no tenia por que las cosas funcionaran pero ahora se estaba quedando en deuda y la apuesta muy lejos de pagarse.  

Al parecer era la única consciente de lo que sucedía, él no entendía, o no quería hacerlo, al final no le importaba, lo único que parecía bastarle era la idea iconica de lo que parecían, que distaba de los sentimientos de cada uno para ese momento. Sí, él escuchaba, y parecía hacerlo atentamente y sus palabras de arrepentimiento parecían como si todo su mundo fuera a cambiar después de sellar con lagrimas cada una de sus promesas de mejoría.   Y para ser sincera, ella le creía en cada una de esas ocasiones, tal vez por hacerlo se encontraba en aquella frágil situación.

Tenia que salir, todo eso no le convenía, no había forma de avanzar, pero habían terceros de por medio, tenia que pensar bien su jugada.  Si un embarazo no es motivo para que una pareja se una, hay que pensarlo bien cuando ya están grandecitos, no solamente cambiaras tu mundo si no que también cambiaras el de ellos sin ellos querer, los enfrentaras a situaciones en la que no tienen que estar, a esa edad la rutina es lo mejor para ellos, y de repente, llegas y rompes todo haciendo le la pregunta que nunca debió existir: ¿Con quien te quieres quedar?

En este juego de ajedrez no existen peones para sacrificar, todo el tablero eres tú, tu vida hasta ese momento, tu pareja y tus hijos, todos son reyes al que no le puedes dar el jaque mate, uno dependen de otro y el gran contrincante eres tu mismo, no opción a la revancha, así que ten cuidado con como juegas, no hay vuelta atrás.

Y así me encuentro ahora, con el juego trancado, queriendo ser mas de lo que quería.  Hasta que llega él y me preguntó enérgicamente por lo que yo quería, que era libre de hacerlo, que abriera la puerta y me fuera…

Estaba como paralizada, había perdido el juego, mi tablero, ya no había piezas que jugar, estaba fuera sin poder revocar aquel jaque. Nunca nada fue mas real que aquellas palabras, en aquel momento, en aquel lugar, aun estaba paralizada ante las palabras de un alguien que ya no estaba.


Era preciso definir la libertad, era preciso ser consciente del costo de la perdida a cambio de que cosas, a costa de que cosas, solo era yo queriendo volar y ahora que no tengo la carga de decidir, ahora estoy… estoy así.

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