Ahora tengo que
ir a la cama
como si nada pasa
y esperar, de otro día, la noche
¡Esto no acaba!
Cuan largas son
las madrugadas,
cuando aquella rustica
sabana se me
adhiere como queriendo
restregarme en la
cara
un montón de cosas
que para ti ya no
significan nada.
Aún no amanece
pero el son está
a punto de sorprenderme
no he dormido siquiera
un instante esperando
este insignificante momento:
"llegas, la puerta no tocas
y entre besos te lanzas"
genial, otro sueño.
Pasan de las once
y, aún despierta,
te espero.
Que penoso es mi mundo,
un cuarto para las
dos y aún me encuentro
estancada en la habitación.
creo que ya es suficiente.
La dirección al baño
es mas torturante
aún,
por ahí, en toalla,
me desfilabas tú.
-Tan solo cierra tus
ojos y ya-
buen consejo.
La ducha me sorprende desnuda,
haciéndome una vez mas recordar
ahí te sentabas, y sin
prisa me veías bañar,
o te unías a la ducha
y ahora, ahora no estas.
Ropa nueva,
calzado para estrenar,
pelo suelto
y el perfuma que nunca
llegué a usar.
Vamos, la calle
me espera:
jangueo, bailo, bebo
y con ciertos hombres, tuteo.
una fiesta, al cine o a
la piscina, pero,
donde quiera que valle,
en mi corazón vas conmigo
aunque, de mi mente, me obligas
a que te olvide.
¡Cenicienta ya son las 10!
y es así como vuelvo a casa otra vez,
otra vez la misma historia.
Algún día haré mis maletas
y me marcharé a algún lugar.
Te dejaré una rastro
de lagrimas
por si decides
volver atrás.
Cinthia Chalas
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