Mírame ahora, escribiendo sobre las hojas de un cuaderno que no quise rayar.
Tan solo me queda la resignación, escrito se encuentra el cuaderno, la tinta acaba de llegar y, las líneas, impresa están.
Si ya escribí la primera hoja ya vendrán las demás.
Sin desesperación, esperando el dolor de una desolada habitación
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