A diario, pasar por la acera de mi casa, he visto modelar con cierta prisa indiferente,
a un ente con cierto porte de filántropo conocedor de infinitos territorios
por medio de grandes obras y personajes de ensueño.
Su vetimenta siempre fue igual:
zapatos, pantalón, correa al frente y camisa mangas cortas
(no Sugar, te equivocas, no estoy describiendo a papá).
Con él, y como compañero, siempre anduvo un libro,
el cual cambiaba regularmente, aveces por semanas, otras por meses,
las demás sabrá él y su habito de lectura.
Grandes obras un día desfilaron en frente de mi,
las vi marchar todas juntas en el pensamiento de quien con agrado apático pasaba por aquí,
mas que gran fiasco me he llevado al descubrir que
aquel impresionante señor no era mas que
un lector de sobasquera.
No, no habéis leído mal,
en la unión del brazo con el pecho,
donde se anida el sudor, malamente apodado "grajo"
esta, cultamente, la parte del cuerpo llamada "axila",
para el vulgo no es mas que un sobaco, feo, velludo y sudado.
Justo ahí guardaba mi querido amigo su libro,
o su conjunto,
de arriba para abajo cada tarde al frente de mi puerta.
Que desfile mas hermoso!
Yo ya que me imaginaba rozando palabras con aquel navegador de océanos repletos de monstruos alados inimaginables creados por algún duende soñador.
Que como me siento?
ME HAN ENGAÑADO DE LA MANERA MAS BAJA.
EL HABITO CIERTAMENTE NO HACE AL MONJE, Y AVECES SU FACHADA NO AYUDA A RECONOCERLO.
Carolina Diaz, just some one that write for no to cry.