1 jul 2009

a un johan

La noche lloraba eternos cristales que bañaban el alma, pequeñas notas musicales se revoloteaban en los altares, al parecer el ruido insoportable del silencio era algo ineludible.

Aquella misma noche le vi marchar, ya no estará más, y pensar que una vez lo estuvo y, que a pesar de eso, ya nada volverá a ser igual.

Justo ahí se sentaba, decía pensar, ella solo escribía, no quería parar, pero la noche arreciaba hasta que fué muy tarde ya.

La oscuridad arropó de vértigos la noche, pequeños detalles que no brillarán, pequeños lunares que no se notan ni aquí ni allá, el eco del pensamiento hace presencia: "¿En donde estás?", todo se complica y nace el "¿por qué te vas?" a un alguien que ya no está.

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